Todos los lunes, el entonces candidato a la presidencia por el movimiento PAIS, Rafael Correa, se reunía en su oficina particular de las torres Whimper, al norte de Quito, con su buró político para planificar la campaña electoral del 2006.
A cargo de la orientación ideológica estaban Alberto Acosta, Fander Falconí y Gustavo Larrea; de la formación de la estructura política, Ricardo Patiño y Manuela Gallegos; de las finanzas, Fausto Ortiz; y de la publicidad y las relaciones públicas, Vinicio Alvarado y Juan Carlos Toledo. Betty Amores era la secretaria del grupo.
La mayoría de ellos se convirtió en secretarios de Estado. Toledo fue nombrado cónsul en Miami -por lo que dejó de asistir a las reuniones- mientras que Amores fue elegida asambleísta constituyente y, luego, asambleísta provincial.
Al cabo de casi cinco años, de ese grupo original solo dos de sus miembros continúan cerca del ahora mandatario: Alvarado, quien es secretario de la Administración y su publicista; y Patiño, que es canciller y hasta hace poco dirigía AP.
Poco a poco, el resto se ha ido distanciando de Correa por discrepar con sus decisiones políticas, a excepción de Larrea, que abandonó la función pública luego de que uno de sus colaboradores, José Ignacio Chauvin, fue vinculado con los Ostaiza, supuestos líderes de una red de narcotráfico.
A cargo de la orientación ideológica estaban Alberto Acosta, Fander Falconí y Gustavo Larrea; de la formación de la estructura política, Ricardo Patiño y Manuela Gallegos; de las finanzas, Fausto Ortiz; y de la publicidad y las relaciones públicas, Vinicio Alvarado y Juan Carlos Toledo. Betty Amores era la secretaria del grupo.
La mayoría de ellos se convirtió en secretarios de Estado. Toledo fue nombrado cónsul en Miami -por lo que dejó de asistir a las reuniones- mientras que Amores fue elegida asambleísta constituyente y, luego, asambleísta provincial.
Al cabo de casi cinco años, de ese grupo original solo dos de sus miembros continúan cerca del ahora mandatario: Alvarado, quien es secretario de la Administración y su publicista; y Patiño, que es canciller y hasta hace poco dirigía AP.
Poco a poco, el resto se ha ido distanciando de Correa por discrepar con sus decisiones políticas, a excepción de Larrea, que abandonó la función pública luego de que uno de sus colaboradores, José Ignacio Chauvin, fue vinculado con los Ostaiza, supuestos líderes de una red de narcotráfico.
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