El tema de la deuda externa hoy trasciende los marcos del
mundo subdesarrollado, por lo que resulta indispensable abordar la estructura
de la deuda global actual.
La crisis económica global ha desatado la espiral
en los volúmenes de deuda pública global, tanto en términos absolutos como
relativos, en relación al PIB. Los niveles de deuda pública neta agregada |1| en el mundo se han incrementado de 23
millones de millones de dólares en 2007 a más de 34 millones de millones de
dólares en 2010. Las previsiones de FMI indican que esta deuda puede alcanzar
los 48 millones de millones de dólares en 2015. Asimismo, la proporción de la
deuda pública global con relación al PIB se incrementó de 44% en 2007 a 59% en
2010, y se espera que llegue al 65% en 2015. (IMF, 2010)
Estos niveles de la deuda crecientes resultan
altamente riesgosos para la estabilidad fiscal y macroeconómica y también
implican una transferencia de los costos y riesgos del endeudamiento a través
de varias generaciones. En las propias estadísticas del FMI se revela que los
países desarrollados son responsables, en mayor medida que el resto de los países
del planeta, por este peligroso incremento de deuda pública global, con lo cual
están comprometiendo su futuro y el del resto de los países que se encuentran
vinculados a sus economías a través de las incontables interrelaciones
económicas y financieras que la globalización ha creado.
Los impactos negativos de este fenómeno ya
afectan a las sociedades, no sólo en el Tercer Mundo, sino también en los
países desarrollados. El descontento y la frustración se constatan en las
múltiples manifestaciones de protesta que se observan en las principales
economías del sistema capitalista. La respuesta dada por las autoridades
nacionales a la crisis, empleando las recurridas recetas del FMI, sólo ha
agudizado las de por sí ya depauperadas condiciones de vida de millones de
personas a lo largo del planeta.
Aunque pudiera parecer que, automáticamente, el
peso de la problemática del endeudamiento se ha trasladado a los países del
Norte, los impactos negativos de dicha tendencia guardan estrecha relación con
los vínculos históricos generados en términos de acceso a mercados comerciales
y financieros, existentes en las relaciones centro-periferia, que en un
contexto como el descrito potencian las consecuencias para el mundo
subdesarrollado, en medio de un proceso de crisis económica global que
nuevamente en el 2011 comienza a dar señales de permanente agudización. Tales
síntomas se reflejan en el incremento de los precios de los alimentos y del
petróleo, los cuales han vuelto a alcanzar niveles elevadísimos.
Si bien los teóricos de la crisis se han
encargado de promover la idea de la recuperación de la economía mundial, con el
marcado objetivo de devolver la confianza a los mercados financieros global y
recuperar la confianza de los inversionistas, lo cierto es que las propias
instituciones del sistema vaticinan, que aún y cuando la economía mejore, la
situación fiscal empeorará, especialmente en las economías desarrolladas. Si
bien el déficit fiscal primario en estos países se había incrementado desde el
inicio de la crisis, en Mayo del 2010, se publicaron algunas proyecciones que
aseguraban un nuevo incremento en el mediano plazo, con lo cual la proporción
deuda pública bruta/PIB crecería un 20% adicional para el 2015. (IMF’s Fiscal
Monitor, 2010)
La deuda total en los países desarrollados
aumentó de 19 millones de millones de dólares en 2007 a 29 millones de millones
en 2010, y se espera alcance los 42 millones de millones en 2015. Resulta muy
interesante observar cómo, simultáneamente, las cifras correspondientes a los países
emergentes revelan un incremento entre 2007 y 2010, de 4 millones de millones
de dólares a 5 millones de millones de dólares y para el 2015, la cifra será de
7 millones de millones. (IMF, 2010)
La proporción deuda pública total/PIB en los
países desarrollados se incrementó desde un 48% en 2007 a 71% en 2010 y seguirá
creciendo hasta un 85% en 2015. Las proporciones correspondientes para los
países emergentes son del 30% en 2007, un mantenido 30% en el 2010 y un 26%
para el 2015. (IMF, 2010)
Inconcebiblemente, una proyección como la
descrita estaría implicando un incremento considerable de los márgenes de la
deuda total pública en relación al PIB, de lo cual pudiera inferirse que
disminuirán los volúmenes de la deuda privada/PIB, en el caso de los países desarrollados
del sistema, mientras que para los países emergentes la situación pudiera ser a
la inversa.
La crisis ha profundizado los desequilibrios
presentes en el sistema y la tan aclamada recuperación no acaba de instalarse.
En las actuales condiciones, como se ha señalado, el incremento de los precios
de los alimentos y del petróleo no hace más que sumar nueva leña al contexto de
crisis.
Otro elemento que se revela crucial en este
momento es la creciente participación de los países emergentes en la economía
global. Si las tendencias al endeudamiento resultan tan graves en las economías
desarrolladas, es lógico pensar que la contribución de los BRICs en la creación
de la riqueza mundial también se incremente, en la misma medida que el
endeudamiento de los países más desarrollados aumente.
De hecho, ya existe un marcado contraste entre
ambos grupos de países, en relación a sus contribuciones relativas a la
proporción crecimiento de la deuda global/ crecimiento del PIB global nominal.
Los países emergentes han estado contribuyendo mucho más al crecimiento del PIB
global que al crecimiento en la deuda pública global, reflejando una mejora en
sus posiciones fiscales mientras que las economías desarrolladas han
experimentado un deterioro de su panorama fiscal, tanto en términos absolutos
como relativos.
En 2007, los países emergentes aportaron el 24%
del PIB mundial y detentaban el 17% de la deuda global. Se ha calculado que
estos países producirán el 35% del PIB mundial, con sólo un 14% de la deuda
global para el 2015. Entre 2007 y 2010, los países emergentes solo respondieron
por un 10% del incremento experimentado por la deuda pública global y se espera
que para el período 2010-2015, sólo participen con un incremento del 13%.
Simultáneamente, su contribución al PIB mundial se ubicó en el 70.3%, y será
del 55% hasta el 2015. (IMF, 2010)
El panorama de las dos economías desarrolladas
más grandes es patético si se constata que son las que más contribuyen al
endeudamiento global y menos al crecimiento económico. EE.UU. contribuyó en un
35% al aumento de la deuda global entre 2007 y 2010 y lo hará en un 39% hasta
el 2015, mientras que sus contribuciones a PIB global en estas dos etapas son
de sólo el 13% y 19%, respectivamente. Japón por su parte responde por el 26%
del incremento de la deuda global entre 2007 y 2010 y seguirá contribuyendo con
un 22 % hasta el 2015. Ello, mientras sus contribuciones al PIB mundial son del
17% y del 5%, respectivamente. (IMF, 2010)
La deuda total norteamericana es tal que puede
llegar a dañar la confianza y el crédito de los Estados Unidos, con lo cual, en
opinión del jefe de asesores económicos de la presidencia, Austan Goolsbee:
“…estaríamos en la primera moratoria de la historia causada por pura
insensatez". (tercerainformacion.es, 2011)
La Deuda externa pública de los EE.UU alcanzó los
5,29 billones de dólares en junio del 2012, la mayor suma en toda la historia
de la nación, lo que implica que su deuda externa total puede sobrepasar los 16
billones de dólares entrando el 2013. Las estadísticas publicadas por el Tesoro
de EE.UU. indican que desde junio de 2012 Estados Unidos ha estado pidiendo
prestadas sumas considerables a las economías principales y que ha acumulado
una deuda que está a punto de duplicarse en solo unos pocos años. Hoy, los
mayores acreedores de EE.UU. son China y Japón, con 1,16 y 1,12 billones de
dólares respectivamente. Brasil, Taiwán, Rusia y Reino Unido también están en
la lista, como India, Italia, Sudáfrica y Perú, entre otros.
(laproximaguerra.com, 2012)
Sólo tres años y medio después de la llegada a la
presidencia de Barack Obama, la deuda de EE.UU. contraída con sus acreedores
extranjeros ha aumentado en 2,2 billones de dólares, o lo que es lo mismo: un
72,3%. Si se mantiene este ritmo, esta deuda podría superar 9 billones de
dólares en tan sólo unos cuantos años (laproximaguerra.com, 2012)
A pesar de los notables desequilibrios de la
economía norteamericana, la demanda en los mercados financieros de bonos de
deuda de EE.UU. se ha incrementado en los últimos tiempos debido a los temores
simultáneos que despiertan la incertidumbre respecto a la situación europea, ya
que los inversionistas perciben la compra de deuda europea como mucho más
riesgosa. Paradójicamente, la deuda del gobierno de EE.UU. todavía es
considerada una de inversiones más seguras del mundo.
La deuda externa para Europa y Japón en
2007-2012
Aunque Estados Unidos está más endeudado que el
conjunto de países europeos, es la Unión Europea la que sigue el recetario de
los banqueros de Wall Street: dejar sin oxígeno el balón del gasto social.
"El miserable dogma de la austeridad a
cualquier precio perjudica a las economías afectadas gravemente, hundiéndolas
más todavía en la recesión”, ha planteado Kratke, economista holandés (Rumrill,
R 2011)
Víctimas de estas políticas, los países europeos
más endeudados, los llamados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España)
han sido espectadores del colapso del estado de bienestar que costó sangre,
sudor y lágrimas a todo lo largo del siglo XX.
En opinión de Kratke “Todo el debate muestra que
las potencias rectoras de la zona euro no saben hacia dónde quieren o
pueden conducir a Europa”. Pero los gobiernos y sus mentores, los bancos y el
Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) sí saben a dónde
quieren ir (Rumrill, R 2011)
Alan Touraine, otro famoso sociólogo y filósofo
francés, en un análisis publicado en mayo del 2011 invitaba a reflexionar sobre
el origen de la crisis: “Esta nueva etapa de construcción europea sólo tropieza
con un obstáculo, pero de una altura que muchos encuentran desesperante: el
neoliberalismo, cuyos centros estuvieron y están en Estados Unidos y el Reino
Unido, le ha quitado toda autoridad a los europeos para dárselos a los bancos,
cuyo poder sobre las empresas aumenta. Estados Unidos también está sometido a
ese capitalismo financiero, pero tiene unidad política y una fuerte confianza
en sí mismo, lo que hace de los europeos-y quizás también de Japón-las víctimas
más graves de la actual crisis”. (Rumrill, R 2011)
Como consecuencia de las medidas de
estabilización adoptadas y los paquetes financieros instrumentados, el déficit
gubernamental en la eurozona se incrementó de alrededor del 1% de PIB en 2007
al 5 % en 2009. El marcado aumento en el déficit y el apoyo al sector
financiero incrementaron la proporción de la deuda pública en la zona, con
relación al PIB de 54% al 65% para el mismo período. (IMF,2011)
El incremento del déficit y la deuda se han visto
acompañados también por otras tendencias en el área de la deuda externa,
incremento de los márgenes o spreads |2|, y un salto en la emisión de deuda en divisas
extranjeras (IMF,2011)
La crisis financiera global también ha tenido un
impacto preocupante en las prácticas de emisión de la deuda pública en los
países de la eurozona y Dinamarca. Estas prácticas habían convergido en un
cierto modus operandi común en el período anterior a la crisis que concentraba
las acciones en la colocación de los bonos vía subastas competitivas de deuda,
preferentemente a largo plazo, a tasas fijas y denominada en las monedas
nacionales. Estas normas perseguían lograr préstamos a bajo costo minimizando
el refinanciamiento y los riesgos implícitos en las fluctuaciones monetarias.
(IMF,2011)
Sin embargo, en correspondencia con el avance de
la crisis financiera global, iniciada en 2008, tanto el incremento en las
demandas financieras nacionales, así como la dramática reducción de los
apetitos inversionistas por el riesgo han forzado a las autoridades financieras
de la zona euro a apartarse de sus normas relativamente conservadoras, y en la
misma medida que los riesgos se ha hecho mayores internacionalmente , asimismo,
se han incrementado los riesgos para los posibles emisores de la deuda de la
zona.
Notablemente, las características de la emisión
de los bonos de los bancos centrales han cambiado. Las autoridades se han
refugiado en emisiones a corto plazo, a tasas fluctuantes y preferentemente
denominadas en divisas extranjeras. (IMF, 2011)
La mayoría de las empresas de los países
subdesarrollados que poseen deudas significativas denominadas en divisas
fuertes, reconocen la importancia de evitar una mayor vulnerabilidad.
Históricamente su prioridad ha sido intentar evitar las fluctuaciones de los
tipos de cambio extranjeros. Esto siempre se ha traducido en múltiples
concesiones para mantener la confianza de inversores extranjeros, evitar las
fugas de capital, e inducir a los posibles inversionistas a obviar el tema de
la colosal deuda externa que la mayoría de estos países detenta. Al iniciarse
una crisis financiera internacional, durante mucho tiempo, las autoridades en
los países del Tercer Mundo han priorizado políticas que impidan el derrumbe
del sector bancario, dejando en la espera las medidas para revitalizar la
economía.
Los países desarrollados, por otro lado, hasta
esta crisis actual, no se han preocupado mucho por el tema de las fluctuaciones
en los tipos de cambio, ya que la mayor parte de sus deudas estaban denominadas
en divisas nacionales Pero evidentemente, estos patrones están cambiando, por
lo que la inestabilidad generada por los nuevos tipos de emisiones de deuda en
el mundo desarrollado confiere adicional incertidumbre a este panorama.
La volatilidad en la emisión de la deuda no es el
único problema observado en estos años. La incertidumbre en los mercados
financieros ha promovido otra serie de transformaciones al interior del sistema
bancario europeo e internacional que puede generar importante déficit de
capital a los Bancos, ya de por si afectados por la crisis.
En septiembre del 2010 fueron aprobadas las
regulaciones bancarias conocidas como Basilea III. El Acuerdo Basilea III,
plantea una serie de regulaciones con las cuales se supone debe trabajar
también la banca europea. Este acuerdo, ha sido considerado la piedra angular
de reformas financieras propuestas por los gobiernos luego de la crisis
crediticia y económica provocada por prácticas bancarias irresponsables y
riesgosas.
Sin embargo, no son pocos los expertos de
coinciden con el enfoque que plantea que el Acuerdo Basilea III ha llegado
tarde, ya que solo institucionaliza las tendencias de protección de los pasivos
bancarios que ya se han venido observando en el decursar de los últimos 4 años.
Bajo el acuerdo, los bancos tendrán seis años a
partir del 1 de enero del 2013 para incrementar progresivamente sus reservas de
capital, hasta alcanzar 6% de su balance general, cuando hasta finales del 2010
sólo manejaban un 4% Las dos normas más relevantes con las cuales se deberá
trabajar se corresponden con el aumento de las exigencias de capital y la
introducción de nuevos requisitos en cuanto a apalancamiento y liquidez.
La primera de estas medidas demanda del sector
bancario europeo un aumento en el mínimo exigido para el capital de máxima
calidad (acciones y reservas), que deberá para del 2% al 4,5%, a más tardar,
para el 2015. Adicionalmente, la proporción de capital básico deberá ser del 7%
para 2019 la segunda, establece un colchón de protección que deberá ser
garantizado con el mismo tipo de capital. El objetivo es alcanzar una
proporción adicional de 2,5%. Las entidades bancarias que no cumplan con estos
requisitos, estarán incapacitadas para distribuir dividendos.
(saberinvertir.es, 2010)
Adicionalmente, se exige a los bancos contar con
una reserva de capital mínima de ocho a 10,5% sobre los activos con riesgo de
manera de disminuir los riesgos en la banca. (saberinvertir.es, 2010)
A pesar de las posibles previsiones ya presentes
en muchos de los bancos, los impactos pueden ser de tamaña dimensión, sobre
todo en términos de posible capacidad prestataria. Estas nuevas regulaciones
obligaran a los grupos financieros europeos a captar alrededor de 139.000
millones de euros para reforzar su capital. No resulta descabellado pensar que
este esfuerzo puede provocar una caída en la rentabilidad de las inversiones,
al igual que en los dividendos distribuidos a los accionistas. También los
salarios del sector se verán impactados (blogspot.com, 2010)
Estas premisas tendrán importantes consecuencias,
especialmente para las empresas francesas y británicas. Según declaraciones del
Presidente de Banco Sabadell, José Oliu: “la puesta en práctica de Basilea III
supondrá una merma en el capital de máxima calidad del 42%. Así, entidades
británicas que ahora superan el 8% de capital de máxima calidad podrían verlo
reducido al 4%”. (saberinvertir.es, 2010)
Las regulaciones sobre recursos propios,
propuestas por Basilea emergen en 1988, cuando los bancos emisores de las
principales economías desarrolladas establecieron un acuerdo para determinar el
capital mínimo que debían manejar los grupos bancarios en función de los
riesgos que afrontaban. Sin embargo, y aunque parezca contradictorio, estas
regulaciones solo valían y probablemente valgan para las operaciones rutinarias
que durante muchos años se desarrollaron en los mercados financieros anteriores
a la década de los 90.
Hoy no resultarían válidas, ya que no responden a
los riesgos por la toma de posición en productos financieros negociados en
mercados no regulados, así como obvian la extraordinaria interdependencia
existente entre las casas matrices y sus múltiples filiales en innumerables
derivados financieros.
Tal es el caso de empresas francesas como la
Crédit Agricole o el grupo Banque Populaire, que podrían sufrir la penalización
de contar entre sus activos con participaciones significativas en bancos
filiales |3|. También la banca británica, Lloyds Banking
Group (con intervención estatal en la actualidad) sufriría al contar con una
inversión en una gran aseguradora, en concreto, en Scottish Widows. Asimismo,
Barclays, se vería lastrado por el 20% que controla en Black- Rock, y tendría
que conseguir 17.000 millones de libras extra de capital (blogspot.com, 2010)
Según cálculos del Ministerio alemán de Finanzas,
los diez mayores bancos de Alemania también necesitaran unos 40.000 millones de
euros para cumplir con los requisitos estipulados en Basilea III. Los expertos
del banco central Bundesbank examinaron los efectos que tendrá Basilea III
sobre los bancos alemanes, que disponen de 3.000 millones de euros, entre
capital de calidad y reservas, entre los que se haya el Deutsche Bank, el
Commerzbank y bancos semipúblicos como el WestLB, el LBBW y el BayernLB. (latercera.com,
2010)
En el último trimestre del 2010, el Deutsche Bank
anunció un aumento de capital de casi 10.000 millones de euros, que en gran
parte serán destinados a la adquisición de la mayoría de acciones del Postbank.
Asimismo, el director del Fondo Alemán de Rescate Bancario -Soffin-, Hannes
Rehm, también cifró en unos 200.000 millones de euros el capital que precisarán
todos los bancos alemanes para adaptarse al nuevo acuerdo de capital.
(latercera.com, 2010)
Adicionalmente, desde el punto de vista comparativo,
a pesar de las posibles afectaciones, resulta evidente que los megabancos, que
se mantienen a flote por los paquetes financieros de los gobiernos, no
confrontaran los mismos problemas para cumplir los nuevos requisitos,
inferiores a lo esperado; y que no deberán instrumentarse totalmente hasta el
2019. Pero este no será el panorama para los bancos comerciales locales, los
que realmente han estado tratando de cumplir con las restricciones ya
impuestas.
Estos bancos se verán expuestos a fuertes presiones
para cumplir con las nuevas regulaciones. Desafortunadamente, no debe olvidarse
que son estos los bancos que se supone han emitido la mayoría de los préstamos
a negocios locales, los que promueven el empleo y la producción en la economía
real. Por no hablar de las carteras de préstamos a los países y empresas del
Tercer Mundo que también se verán afectadas por este panorama.
Los indicadores de Italia, Grecia, Portugal y
Chipre, publicados en marzo del 2013, confirman la recesión en 2012, lo que
profundiza el debate sobre la asfixia que produce la austeridad para el
crecimiento en la región, precisamente en la antesala de la cumbre de jefes de
Estado y de Gobierno sobre el crecimiento y la competitividad celebrada en
Bruselas. Para Italia, se confirmó que el Producto Interno Bruto (PIB) se
contrajo 0.9% en el cuarto trimestre del 2012, lo cual sólo incrementó la
incertidumbre política y la rebaja en un escalón de la nota de Italia por la
agencia de calificación Fitch. (eleconomista.com.mx, 2013)
Este constituyó el sexto semestre consecutivo de
repliegue del PIB italiano y no se espera que se empiece a recuperar antes del
segundo semestre del 2013, si bien muchos expertos vaticinan que tal evolución
puede ser improbable a consecuencia de la crisis política que sacude al país
desde las elecciones legislativas de febrero del 2013. (eleconomista.com.mx,
2013)
Portugal también observa un panorama singular al
reflejar el PIB un descenso del 1.8% en el último trimestre de 2012 con lo cual
la caída del crecimiento para el conjunto del año fue de 3.2%, según datos
definitivos publicados el lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Para el país ésta sería peor recesión experimentada desde 1975. Las causas se
muestran en la caída de las exportaciones y de la demanda interna.
Consecuentemente el nivel de desempleo, se elevó al 16.9% en 2012.
(eleconomista.com.mx, 2013)
También para Grecia, en su quinto año de recesión
galopante, las cifras revelan un desplome del PIB en 5.7% en el cuarto
trimestre de 2012. El pasado fue el quinto año de una recesión galopante. Y lo
peor, es que no se espera crecimiento antes del 2014 (eleconomista.com.mx,
2013)
En Chipre, que negocia un plan de rescate con
Bruselas, el PIB también se contrajo en el último trimestre un 1.1% en el
último trimestre de 2012 y el ministerio de Finanzas espera una contracción del
2.4% para todo el año y del 3.5% para 2013. (eleconomista.com.mx, 2013)
Para España, el PIB cayó en 2012 un 1.4% y la
recesión empeoró en el cuarto trimestre (0.8%), debido sobre todo a la caída de
la demanda interna. (eleconomista.com.mx, 2013)
Estos resultados revelan cuan atinado resultó el
pronostico de S&P que situó la calificación de la deuda soberana a
largo plazo de 15 miembros de la Unión Económica y Monetaria (UEM o Eurozona)
el 5 de diciembre de 2011 en "CreditWatch" con implicaciones
negativas.
En aquel momento S&P determinó que las
causas para tal calificación se hallaban en las "tensiones sistémicas
derivadas de cinco factores interrelacionados: 1) el estrechamiento de las
condiciones de crédito a través de la zona Euro; 2) primas de riesgo
marcadamente más altas en un número creciente de bonos soberanos de la Eurozona
entre los que se incluían varios calificados en el momento como ’AAA’; 3) la
continuación de los desacuerdos entre la clase política europea sobre la forma
de atajar de modo inmediato la crisis de confianza del mercado y, en el largo
plazo, sobre cómo lograr una mayor convergencia económica, financiera y fiscal
entre los miembros de la zona Euro; y 5) el riesgo creciente de recesión
económica en la Eurozona como un todo para 2012.
Actualmente, se espera que la producción caiga
también en el 2013 en países como Italia, España, Portugal y Grecia, y se
asigna una probabilidad del 40% a la posibilidad de una caída del producto de
todo el conjunto de la Eurozona.
Otro de los países, que como se ha comentado enfrenta
serias dificultades con su deuda, es Japón. La deuda japonesa ha estado
creciendo durante años, a partir de los intentos de las autoridades por
revitalizar su economía tras los impactos de burbuja inmobiliaria de comienzos
de la década de 1990. La deuda en circulación japonesa de largo plazo
alcanzaría los 869 billones de yenes (10.57 billones de dólares) para fines de
marzo del 2011, o 181% del PIB. (finanzzas.com, 2011)
En enero del 2011, la agencia Standard &
Poor’s rebajó la calificación crediticia a largo plazo de Japón por primera vez
desde el año 2002, después de declarar que el Gobierno carecía de un plan
coherente para hacer frente a su abultada deuda (eleconomista.com.mx, 2011)
La agencia rebajó la calificación en un escalón a
"AA-", tres niveles por debajo de la evaluación máxima, recordando a
otros países desarrollados de Europa y a Estados Unidos que existen fuertes
temores sobre la deuda acumulada durante la crisis financiera global.
(eleconomista.com.mx, 2011)
En febrero del 2012, el FMI advirtió a Japón
sobre la necesidad de reducir su deuda pública y subir los impuestos, mientras
el Banco Mundial reducía las perspectivas de crecimiento del país para 2012 al
2,4%. (www.asiared.com, 2012)
Aunque Japón ha registrado una modesta
recuperación tras la crisis provocada por el tsunami del 11 de marzo de 2011,
la necesidad de reducir la enorme deuda pública es una prioridad. Las
instituciones financieras, espacialmente el FMI, han recomendado una subida de
tasas de interés y triplicar el impuesto sobre el consumo hasta alcanzar el
15%.
Japón, la tercera economía más importante del
planeta , cuenta con la mayor deuda pública del mundo industrializado y su
economía, seriamente afectada en 2011 por el tsunami y la crisis nuclear
iniciada en marzo, se ha visto también lastrada por la persistente apreciación
del yen, que perjudica a las empresas exportadoras al recortar su
competitividad en el exterior. En los últimos veinte años su deuda pública se
ha multiplicado por diez y alcanza el 125% del PIB. Una de las causas es el
envejecimiento de la población, que ha provocado el aumento del gasto de la
seguridad social. (www.asiared.com, 2012)
Según la agencia de calificación Fitch, que en
mayo del 2012 rebajó la nota de la tercera economía mundial por su elevada
deuda, estima que ésta alcanzará a finales del 2013 el 239% del PIB
(intereconomia.com, 2013)
La enorme deuda japonesa tiene su origen a
finales de los años 80, tras una década de gran auge, cuando tuvo lugar el
estallido de la burbuja financiera, cuyas consecuencias aún hoy se dejan
sentir.
Sin embargo se aprecia una notable diferencia
entre la deuda nipona y la del resto de los países industrializados. En primer
lugar se observan elevados niveles ahorro de los hogares, que asegura depósitos
en el sistema, así como el hecho de que casi la totalidad de los bonos está en
manos de acreedores locales, principalmente bancos nacionales.
Esto los hace independientes de los tipos de
cambio y concede al Gobierno un mayor margen de actuación en caso extremo, si
bien no evita que buena parte de los impuestos se tengan que destinar a pagar
los intereses.
Varios son los expertos que consideran que las
reformas fiscales y de la seguridad social son cruciales para activar la
economía. En opinión del FMI, Japón necesita una consolidación fiscal de
alrededor el 10% del PIB durante la próxima década.
El aumento de impuestos al consumo es un tema
delicado para la política japonesa que ya ha provocado la caída de algún primer
ministro. A inicios del 2013, el gobierno japonés ha logrado convencer a la
oposición para sacar adelante una reforma que representa una subida, en dos
tramos, del impuesto sobre el consumo hasta alcanzar el 10% en 2015. La tercera
economía del mundo ha aprobado la subida del 5% al 8% para enfrentarse a una
deuda de 10 billones de euros en manos de acreedores locales.
(intereconomia.com, 2013)
Este incremento forma parte de una reforma fiscal
más amplia, supondrá el incremento del impuesto sobre el consumo del 5% al 8%
para 2014 y al 10% para 2015, a fin de cubrir los costes cada vez más elevados
de la seguridad social nipona. (intereconomia.com, 2013)
Aprobada a finales de junio en la Cámara baja, la
norma obtuvo el respaldo de la Cámara alta con 188 votos a favor y 49 en contra
después de intensas negociaciones entre la oposición y Noda, quien apuntó a que
disolverá la Cámara baja para celebrar elecciones "en algún momento
cercano".
Desde que asumió el cargo en septiembre de 2011,
Noda, defensor de la disciplina fiscal, calificó de imprescindible esta subida
impositiva para sanear las cuentas del Estado y evitar que el país aumente su
abultada deuda pública. (intereconomia.com, 2013)
Sin embargo, a pesar de estas reformas, no debe
pasarse por alto el hecho de que la crisis en la eurozona y la inestabilidad
que provoca en la economía mundial también afectan a las exportaciones niponas.
El Fondo Monetario Internacional estima que el crecimiento real del PIB de Japón se situó en el 2% en 2012 y probablemente se ubique en 1,75% en 2013. Sin embargo, en su informe de perspectivas el Banco Mundial eleva las previsiones de crecimiento para este año al 2,4%.
En febrero del 2013 la agencia Standard &
Poor`s volvió a confirmar la nota de solvencia `AA-` con perspectiva `negativa`
de la deuda de Japón, ya que su superávit por cuenta corriente y la solidez del
sistema financiero nipón compensan el impacto de un elevado déficit fiscal y el
alto volumen de deuda, así como a una prolongada deflación
(us.noticias.yahoo.com, 2013)
En este sentido, la agencia ha señalado que la
calificación de Japón combina el efecto de una extremadamente fuerte posición
externa y de su diversificada y próspera economía, así como de su saneado
sistema financiero, frente a la debilidad de su posición fiscal, el
envejecimiento de su población y la persistente deflación.
En opinión de Standard & Poor`s las
medidas adoptadas por el nuevo Gobierno de Shinzo Abe al comienzo de su mandato
pueden resultar importantes para detener lo que según esta agencia constituye
un proceso de prolongado debilitamiento del crédito soberano de Japón.
De este modo, S&P apunta que la
perspectiva `negativa` del `rating` de Japón indica "al menos una
posibilidad entre tres" de que el país nipón vea rebajada su calificación
nuevamente en 2013 (us.noticias.yahoo.com, 2013)
Elementos adicionales sobre la deuda externa en
el mundo subdesarrollado
La situación de la deuda en muchos países
subdesarrollados recrudece las condiciones de vulnerabilidad ya presentes en
estas economías. A raíz de la crisis, múltiples son las economías que siguen
enfrentando situaciones de deuda críticas. La deuda externa total (pública y
privada) de los países subdesarrollados como proporción del PIB ha aumentado
27% desde el 2009 (IMF, 2012a)
Simultáneamente, la tendencia hacia una reducción
del servicio la deuda en relación a los ingresos por exportaciones que se había
observado en etapas anteriores se ha invertido como resultado de la caída en
valor en dólares del PIB y las exportaciones, observando un 27% para el 2012.
Similarmente, el porcentaje de deuda externa sobre las exportaciones de los
subdesarrollados y de las economías en transición aumentó a 90,2% en 2009 y los
pronósticos son que se ubique, cuando menos, en 73% al terminar el 2012 (IMF,
2012a)
En muchos países los porcentajes de la deuda
aumentaron considerablemente debido a que las políticas adoptadas para gestionar
la crisis dieron lugar a un rápido incremento de la deuda pública.
De poco han servido las iniciativas para condonar
la deuda de los países pobres altamente endeudados (PPME), trece de los
cuarenta países en dicho grupo están calificados ya sea "en riesgo" o
"en alto riesgo" de sobreendeudamiento. Mientras tanto, se han
señalado siete países de bajos ingresos que no son PPME como países que
enfrentan serios problemas de endeudamiento.
La persistencia de problemas de deuda externa
entre países de bajos y de medianos ingresos, así como el aumento de problemas
de deuda soberana en un número de países desarrollados, indican que los
acuerdos existentes para hacer frente a problemas de la deuda han llegado a un
límite.
Los posibles impactos de la crisis de la deuda
europea en los países subdesarrollados
Los temores de una doble recesión son bastante
objetivos y generan gran inestabilidad en los mercados internacionales. En
múltiples ocasiones los mercados de valores han caído a causa de la
incertidumbre generada por la crisis europea, así como por las notables
reservas en torno a la salud de la economía de EEUU.
Simultáneamente, las rebajas de la deuda soberana
han golpeado indistintamente a los países desarrollados: los EE.UU. han perdido
su calificación triple A de crédito por primera vez en la historia, mientras
que Italia y España experimentaron reducciones similares y la calificación
triple-A de Francia está en peligro. En otro orden de cosas, los niveles de
desempleo se incrementan constantemente.
El epicentro de la crisis financiera y económica
se ha ido concentrando en el mundo desarrollado, especialmente en la zona euro.
La incapacidad demostrada por Grecia para poder hacer frente a sus obligaciones
de deuda coloca a la Unión Europea en una grave situación de insolvencia. El
incumplimiento de la deuda soberana griega probablemente provoque un efecto
contagio, similar al observado en el 2008, que afectará a las principales
economías europeas como Italia y España, con un impacto severo en Francia, así
como el Reino Unido y Alemania.
En este contexto los países subdesarrollados
también se verán afectados. Y Los impactos se trasmitirán a través de cuatro
canales:
·
El contagio financiero. Los problemas en los balances financieros de los bancos
europeos, la volatilidad de los mercados de valores así como la desconfianza de
los inversionistas pueden provocar la contracción en las líneas de crédito con
lo cual quedaría bloqueada una buena parte de las inversiones de los países desarrollados
en el Tercer Mundo.
·
Los planes europeos de
consolidación fiscal y los recortes fiscales reducirán la
capacidad de consumo, y consecuentemente, las importaciones, afectando
severamente la demanda de producciones provenientes de los países subdesarrollados.
·
La guerra de las divisas: Si se mantiene la debilidad del euro, pueden verse
afectados los países emergentes cuyo mayor parte del comercio se realiza en
dólares, ya que sus exportaciones se encarecen y se hacen menos competitivas
frente a las europeas.
·
Contracción económica en
China: Tomando en cuenta la presencia creciente de la
economía china en el mundo, otro de los impactos probables pudiera estar
vinculado a posible contracción económica que experimente este país.. Desde el
último trimestre del 2012, se ha observado una cierta desaceleración del
crecimiento chino, las exportaciones han caído moderadamente. Ello podría
afectar a los países menos desarrollados que dependen de las compras de China.
También pudiera observarse otro panorama. El
escenario de recesión en Europa, con una temida declaración de impagos de
deuda, alejará a los inversores y especuladores de la zona euro y de su moneda,
el euro. Este hipotético colapso podría incrementar la demanda de la divisa
estadounidense, fortaleciendo a la moneda e incidiendo en el descenso de los
precios de metales, hidrocarburos, energía y alimentos, ya que la percepción
llevaría a la especulación a adelantarse a la caída de la demanda debido al
desempleo, los recortes fiscales, las reducciones de salarios, pensiones y
demás en Europa.
Los países subdesarrollados y su deuda externa
Durante los años 2011 y 2012, se mantuvo la
tendencia creciente en los montos de deuda externa a escala global, aunque esta
evolución paulatina de los montos globales de endeudamiento en el Tercer Mundo
ha sido parcialmente opacada por el crecimiento exponencial de las deudas en el
mundo desarrollado y la importancia crucial que tal desempeño ha generado en el
contexto de la crisis mundial. Para los países subdesarrollados la escalada de
las deudas, tanto externa como interna ha continuado, lo que perpetúa los
indicadores de vulnerabilidad e incertidumbre en las regiones.
Las tendencias observadas en estas economías
desarrolladas ya están provocando una contracción en los créditos, los flujos
comerciales y financieros y las remesas. Si se adiciona al panorama, el
encarecimiento y endurecimiento de los términos para el acceso al crédito, es
posible que se mantenga el proceso de acumulación de vencimiento de pagos,
proceso que deberá agudizarse en la medida que la contracción comercial también
impacte los niveles de ingresos por exportación de los países endeudados.
Simultáneamente, la tendencia a mantener elevadas
las tasas de interés para los préstamos de la deuda externa, así como el hecho
objetivo que revela como en la mayoría de los países subdesarrollados los tipos
de interés se mantienen más elevados para la deuda interna, probablemente
añadirá más leña al fuego.
Otros elementos esenciales en este contexto lo
constituyen la agudización de la crisis alimentaria, la posibilidad de que se
mantengan elevados los precios de los combustibles fósiles, influenciados por
las tensiones militares relacionadas con la política expansionista
norteamericana y su inminente ataque a países como Siria e Irán y las
consecuencias derivadas del cambio climático. Tales acontecimientos ya generan
impactos cruzados a las economías subdesarrolladas y constituyen el preámbulo
para un recrudecimiento de las condiciones de endeudamiento en el Tercer Mundo.
En 2011, tomando como referencia el índice de
pobreza multidimensional (IPM) calculado por el PNUD en su informe sobre
desarrollo humano, se reconoce como factores muy negativos a los impactos
ambientales adversos que pueden ser responsables, entre un 30% y un 50%, del
probable incremento de los precios internacionales de los alimentos para las
próximas décadas, lo cual afectaría considerablemente el bienestar de unos 1
300 millones de personas que dependen de la agricultura, la pesca , la
silvicultura , la caza y la recolección. (PNUD, 2012)
Adicionalmente, debe tenerse bien en cuenta la
posibilidad de que en el 2012 se mantenga la política, por parte de las
economías desarrolladas de inyectar dinero fácil a la economía
mundial. En este contexto, se debe alertar sobre el peligro que implican todos
estos capitales en busca de ganancias fáciles a partir de las elevadas tasas de
interés.
La solución, de recurrir a la impresión de
divisas, fuertes, como en los casos del proceso de flexibilización cuantitativa
de Estados Unidos, ha disparado los precios de los activos tangibles. Ante
estos desequilibrios, no resulta utópico esperar un recrudecimiento de
la guerra de divisas que durante el último período ha influido en las
tasas de cambio de las principales divisas internacionales inyectando mayor
inestabilidad al sistema.
Adicionalmente, vuelve a ponerse sobre el tapete
la tensión en los mercados generada por aquellos escenarios que aseveran el
incremento continuo de los precios del petróleo. Desde el punto de
vista económico, la escalada actual de los precios provoca simultáneamente el
incremento de precios en todos los productos industriales y agrícolas, lo cual
se adiciona a las presiones del mercado alimentario. Adicionalmente, esta
tendencia continuará alimentando los mercados a futuro de materias primas con
las consecuentes implicaciones.
Las cifras de la deuda
Según cifras del Fondo Monetario Internacional,
el monto de la deuda externa de los países subdesarrollados se elevó a los 4,3
millones de millones de dólares en el 2012. |4|
Como puede observarse, se mantuvo en el 2012 la
tendencia al creciente endeudamiento en las regiones de Asia y Europa Central y
Oriental, así como para la Comunidad de Estados Independientes: 1,9 billones de
dólares, 1,26 billones y 822 mil millones de dólares, respectivamente. La
tendencia debe mantenerse durante el 2012, sobre todo bajo la influencia de la
crisis de la deuda europea y el consecuente refinanciamiento de las deudas en
los países ex socialistas.
Este panorama se puede observar también en el
incremento de la participación de las deudas regionales en el total del
endeudamiento |5| . Entre el 2011 y el 2012 las regiones de
Africa, Medio Oriente, Europa del Este y la CEI disminuyeron su participación
en el monto total de deuda. Para el 2012, las regiones participaban en el monto
de la deuda total de la siguiente forma: África con 5%, (7% en el 2011); Asia
el 30% (29% en el 2011), Medio Oriente el 11,4% (13% en el 2011); Europa del Este
el 18% (21% en el 2011) : la Comunidad de Estados Independientes el 12,8% (14%
en el 2011), y América Latina con el 20% (19% en el 2011). En este panorama
destaca el salto importante experimentado por la deuda externa en la región
asiática en el período 2004-2012 donde se acumuló 1,1 billones de dólares.
Cálculos efectuados revelan que en el período
1986-2012, los países subdesarrollados pagaron 14 billones de dólares |6| por concepto de servicio de la deuda, un
promedio anual de alrededor de 519 mil millones de dólares. (IMF, 2012a).
Después de haber pagado casi 3 veces su deuda externa, el Tercer mundo sigue
debiendo casi 4 billones de dólares a sus eternos acreedores.
Solamente, entre 2000 y el 2012, el Tercer Mundo
pagó 10,1 billones de dólares por concepto de servicio de la deuda, para un
promedio anual de 784 mil millones de dólares.
Durante estos años, la crisis ha desatado un
crecimiento de la deuda externa en los países de Europa Central y Oriental y la
Comunidad de Estados Independientes. Al finalizar el 2011 ya acumulaban una
deuda de 2,09 billones de dólares y en el período comprendido entre 1995-2011
pagaron por concepto de intereses alrededor de 4,5 billones de dólares, una
cifra que ya duplica el monto de su actual deuda externa.
Como ha podido observarse la deuda externa no ha
dejado de erigirse principal obstáculo para el desarrollo de las economías
subdesarrolladas y una de las fuentes más redituables para proseguir con el
drenaje de recursos del Tercer Mundo. Sin embargo, en una etapa reciente,
precisamente, impactada por la crisis económica global este tema ha sido
soslayado por la gran prensa y sus principales exponentes.
Reflexiones finales
La correlación presente entre la notable
acumulación de reservas internacionales y los relativamente importantes
crecimientos económicos obtenidos por algunas regiones subdesarrolladas en los
últimos 4 años, ha llevado a muchos expertos a cuestionarse seriamente el hecho
de si constituye o no la deuda externa del Tercer Mundo un grave problema, tal
y como lo fuera en décadas anteriores.
Sobre este tema valga retomar las tesis del
subdesarrollo y su dependencia de los patrones de consumo irracionales
generados a lo largo de cientos de años por sistema capitalista, para demostrar
cuan alejado se encuentra el tercer Mundo de haber resuelto el flagelo eterno
de su deuda externa.
En primer lugar debe tomarse en cuenta la
realidad objetiva, no en todas las regiones analizadas resulta homogéneo el
desempeño de las exportaciones o de las reservas. No pueden compararse los
resultados económicos que han obtenido los BRICs en este período de crisis
reciente, con la depauperación experimentada por algunos de los países
subdesarrollados donde confluyen simultáneamente múltiples impactos
provenientes de la crisis energética, alimentaria, medioambiental, por no
mencionar la propia crisis económica global.
Lo que aparentemente pueden resultar elementos
positivos que soportan el enfrentamiento a la crisis actual para países como
China, la India, Brasil, Rusia y o Sudáfrica, no pueden hacerse extensivos a
las regiones más pobres del cono sur africano, del Sur de Asia o a Centroamérica
y el Caribe. En estas regiones, la relación deuda/exportaciones sigue siendo
muy elevada y la simultánea dependencia de las importaciones de alimentos y
combustibles fósiles atenta dramáticamente contra la evolución socioeconómica
de estas naciones. Baste recordar que en esta situación se encuentra 82 países
del mundo subdesarrollado.
Como ha podido apreciarse, la gravedad del
problema de la deuda se mantiene hoy más que nunca. A la luz de los
acontecimientos más recientes de la crisis global y en la antesala de una nueva
recesión el tema de la deuda externa de los países subdesarrollados adquiere
especial relevancia.
Los países desarrollados se aprestan a impulsar
la consolidación fiscal, tal y como ha sido analizado a lo largo de este
trabajo. En un intento por salir de la crisis las autoridades financieras han
otorgado a la política fiscal el papel esencial en el proceso para resolver los
desequilibrios financieros inherentes al sistema de desregulación aplicado en
los últimos 30 años.
El entusiasmo acerca de estas políticas ha
llevado a la elaboración de escenarios donde un recorte del 1% del déficit
presupuestario, supuestamente puede mejorar el saldo en cuenta corriente de una
economía en más de 50% del PIB. Resulta evidente que en este caso, la cuenta
corriente mejora porque las importaciones caen a consecuencia de la contracción
de la inversión y del consumo interno, y en algunos casos las exportaciones
pueden avanzar como resultado de la depreciación de la moneda que suele ir de
la mano de los ajustes fiscales.
En este escenario se ha perdido de vista el
impacto social que tales medidas pueden provocar. Para muchos países
subdesarrollados, de aplicarse tales proyectos de recortes fiscales en Europa y
EE.UU, los ingresos por exportaciones se verían adicionalmente afectados.
Estos ajustes fiscales para los saldos externos
de las economías sin dudas impactarán en el comercio global. En las economías
con déficits presupuestarios y comerciales gemelos, como en el caso de los
Estados Unidos y algunas economías de la zona del euro, las autoridades
albergan la esperanza acerca de cómo la consolidación fiscal puede influir en
la reducción de ambos déficits. Pero la contracción económica y los impactos
sociales pueden ser muy severos y revertirían tales proyecciones.
En otras economías como Alemania, China y Japón,
la consolidación fiscal podría afectar los superávits comerciales actuales en
la medida que se contraiga la exportación a los mercados más importantes.
El otro elemento adicional a tomar en cuenta es
que todo este proceso se supone deberá realizarse de forma simultánea en todos
los países, lo cual constituye un suicidio, en primer lugar para la propia
recuperación en las economía en los países desarrollados, en segundo lugar para
los países subdesarrollados que siguen manteniendo como prioridad su posición
en los mercados desarrollados y su esperanza en los flujos de capitales
provenientes de estas economías.
Ante este panorama, los países subdesarrollados
deberán aunar fuerzas para enfrentar la enorme pérdida que implicará la
contracción comercial y financiera generada por las políticas aplicadas en el
mundo desarrollado. En este contexto, las iniciativas de integración Sur-Sur se
tornan indispensables.
Los acontecimientos más recientes vinculados a la
escasa o casi inexistente recuperación económica mundial y a la agudización de
las múltiples crisis que hoy afectan a la humanidad adicionan vulnerabilidad e
incertidumbre a la evolución económica en estos países.
La recuperación en las economías desarrolladas
resulta marcadamente incierta. Los anuncios triunfantes no estimulan, ni el
crédito, ni la actividad productiva en estos países. Si se adiciona al
panorama, el encarecimiento y endurecimiento de los términos para el acceso al
crédito, sobre todo el proveniente del mundo desarrollado, es posible que se
mantenga el proceso de acumulación de vencimiento de pagos, con sus
consecuentes impactos, fundamentalmente, para los países subdesarrollados más
vulnerables.
De hecho, el incremento de las tasas de interés
para los préstamos de la deuda externa, así como la inusitada comprobación
acerca de que en la mayoría de los países subdesarrollados los tipos de interés
resultan más elevados para la deuda interna, contribuyen a potenciar esta
crisis.
Aunque aparentemente, el escenario del fenómeno
de la deuda externa haya movido su epicentro, los acontecimientos relacionados
con la crisis alimentaria, energética y financiera, colocan al Tercer Mundo en
la antesala de una de las mayores crisis de deuda experimentadas hasta la
fecha.
La humanidad también alcanzó el umbral crítico de
mil millones de personas hambrientas en el mundo, en parte debido a la
subida de los precios de los alimentos y a la crisis financiera lo que
supone un retroceso de diez años en la lucha contra la pobreza global.
Probablemente esta cifra se vea incrementada en la medida que la crisis
alimentaria del 2013 se agrave.
Entre los años 2000 y 2010 los precios de los
alimentos se duplicaron, pero casi se triplicaron, en el caso de los cereales.
(El Universal, 2011) La crisis actual, severamente influida por la especulación
financiera en los mercados a futuro de los alimentos, recrudecerá la situación
social en muchos países del Tercer Mundo.
Si los precios de los alimentos continúan su
espiral ascendente, la gran mayoría de los países importadores de alimentos
verán severamente afectadas sus cuentas nacionales, así como probablemente, ni
siquiera los países exportadores de minerales o petróleo podrán compensar el
incremento de los precios.
Adicionalmente, no debe perderse de vista que
probablemente durante el 2013 continúe la inyección, por parte de las
economías desarrolladas de dinero fácil a la economía mundial. La
solución, de recurrir a la impresión de divisas, fuertes, como lo ha sido en el
caso de la flexibilización cuantitativa de Estados Unidos, la primera, la
segunda, la tercera, y una cuarta que probablemente se avecine, ha disparado
los precios de los activos tangibles. En respuesta, las políticas de los bancos
centrales están incrementando las tensiones en el comercial mundial y algunos
países emergentes como Corea del Sur y Brasil ya han dado pasos para reforzar
sus monedas con controles a los capitales y tasas punitivas a los activos de
titularidad extranjera en sus países.
Estos desequilibrios en relación a la política
monetaria global probablemente resulten en una bomba de tiempo y no predice
nada de estabilidad, especialmente, si los diferentes actores del mercado
atacan con contramedidas encaminadas a limitar los movimientos de las divisas.
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http://www.asiared.com/es/notices/2... Consultada 20 de febrero 2013
Notas
|1| Deuda pública neta agregada: Comprende
volúmenes de deuda de externa e interna de los estados.
|2| Margen, spread: Operación que combina una
compra y una venta de contratos de opciones con el mismo activo subyacente y
con diferentes o iguales precios de ejercicio o fechas de vencimiento
|3| Basilea III prevé una fuerte penalización
para el cómputo de capital en caso de bancos con participaciones cruzadas.
|4| Esta cifra incluye la deuda reportada para
las regiones de África, América Latina y el Caribe, Medio Oriente y Asia. Si se
incluyen las regiones de Europa Central y Oriental y la CEI, el monto de deuda
externa de todas estas regiones se eleva a 6,39 billones de dólares.
|5| La participación se calcula a partir del
total de endeudamiento para las 6 regiones analizadas.
|6| Esta cifra corresponde al el pago por
concepto de servicio de la deuda de las regiones de África, América Latina y el
Caribe, Medio Oriente y Asia.