Está claro: para 2015, los
Objetivos del Milenio para el Desarrollo (ODM) no conseguirán cumplirse a
plenitud. Inclusive, aunque para esa fecha muchos de estos se hayan
alcanzado en algunos países, ello no se traducirá necesariamente en una
disminución significativa de las desigualdades y de la injusticia
social.
En respuesta a este nuevo desafío, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) se ha planteado la necesidad de repensar un nuevo marco global
de desarrollo para guiar a los Estados miembros de Naciones Unidas más
allá de la fecha límite de los ODM. Esta iniciativa está liderada por
el PNUD y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES) de la ONU.
La construcción de este marco será resultado de un proceso
participativo e inclusivo. A nivel internacional, a través del panel de
alto nivel que nombrará el Secretario General de la ONU en el marco de
la Conferencia Río + 20, en junio
del 2012, se hará la propuesta final que será aprobada por los Estados
miembros. A nivel nacional, los gobiernos participarán en consultas
formales en al menos 50 países de los diferentes continentes.
En el plano local, en El Salvador nos encaminamos a darles un papel central a los actores territoriales.
Son ellos quienes enfrentan directamente, día a día, los problemas
vinculados a la injusticia social y a las desigualdades entre
territorios o entre grupos poblacionales. Los actores territoriales
constituyen en entramado heterogéneo y diverso. Estos actores no son
personas en abstracto, sino que abarcan, al lado del sector privado y
las autoridades locales, a las organizaciones de base, a los grupos
tradicionalmente excluidos, así como a los órganos desconcentrados del
Estado, entre otros.
Este proceso de consulta arrancó recién en El Salvador, en marzo del
2012, lo que convierte a este país centroamericano en uno de los
primeros en acometer este esfuerzo pionero. Para tal efecto, la consulta
y participación se ha venido realizando alrededor de talleres
organizados por los mismos actores territoriales, apoyados técnicamente,
financieramente y metodológicamente por el PNUD.
Los principales temas identificados para formar parte de la agenda
post-2015 han sido: inclusión social; fortalecimiento de capacidades;
producción, empleo y condiciones de vida; autonomía económica de la
mujer; seguridad y prevención de violencia; gestión del agua, desarrollo
cultural; atención a la juventud; investigación e innovación.
De acuerdo con los resultados de los debates, los principios en que
se tiene que basar la agenda post-2015 serían la igualdad, la equidad,
la inclusión, la transparencia, la participación ciudadana, y la
sostenibilidad. Los actores territoriales piden, asimismo, un marco
programático, con indicadores y metas que haga énfasis en el nivel
local.
Los talleres han contado con un promedio de participación de
cincuenta personas por departamento, en representación de los sectores
antes mencionados. En la fase de arranque de esta actividad, llevada a
cabo en 3 de los 14 departamentos del país, han participado 15. A esta
cifra se le tiene que sumar los municipios representados por las
microrregiones. La cifra de los municipios representados en los
talleres, directa o indirectamente, sería entonces 27 en Morazán, 10 en
La Unión y 14 en Usulután, que hacen un total de 51, de los 262
municipios del país. Las personas, que participan, de todas las edades,
profesiones, oficios y condiciones sociales, reciben con antelación una
“caja de herramientas” que contienen documentos de interés para los
debates.
En los mencionados talleres se ofrece una información detallada e
interactiva sobre el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a
nivel global y nacional, y sobre la preparación de la agenda posterior
al año 2015. Esto es seguido por una dinámica de grupos, en donde se
elaboran propuestas sobre los temas esenciales para el marco “post
2015”, la estructura potencial del mismo, así como sus principios
específicos y su estrategia de implementación y monitoreo. Una sesión
plenaria al final del taller culmina con un documento de propuesta y una
estrategia de sistematización.
La participación de las personas, sin excepción, ha sido alta y la
asistencia puede considerarse, sin duda, muy representativa del tejido
de actores del territorio. La presentación del marco de los ODM a nivel
global y nacional, y del proceso hacia la agenda post 2015, despiertan
mucho interés y dan lugar a muchos intercambios. Los debates son ricos y
las dinámicas de participación se realizan con una metodología que
permite que todos y todas se expresen. Estas propuestas, como se ha
dicho, se consensuan en la sesión plenaria final.
Este proceso que estamos llevando adelante en El Salvador es una parte de ese
proceso histórico en donde, por primera vez, un gigantesco abanico de
actores representativos de amplios sectores de la sociedad en el mundo
entero va a definir “desde abajo” lo que quiere para el futuro global.
Este proceso de reflexión sobre nuestras tareas a favor del desarrollo
después del año 2015 estará dando también un apoyo a la consolidación de
la democracia y el desarrollo, porque promueve la participación de las
personas en la toma de decisiones que afectan directamente sus vidas. En
pocas palabras, vuelve a poner a la persona humana en el centro del
proceso de desarrollo.