A pesar de las reformas a la Ley de Tránsito y que sanciona a los conductores por transportar a las personas en los estribos, parachoques o colgadas en las carrocerías, la movilización inhumana persiste en la provincia.
Los pasajeros sobre todo los jornaleros saben que su vida peligra pero dicen que quienes los contratan para trabajar alquilan camionetas o camiones para trasladarlos hasta el campo.
Antes de subir al vehículo dicen que se encomiendan a Dios para que los proteja.
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