El pasado 26 de noviembre se celebró la 19ª edición del Día sin Compras en más de 60 países. Más allá de esta opción individual, la compra responsable y el espíritu crítico es un deber moral de todos. Intervida te presenta su fórmula.
Es cierto que el mundo se cambia subiendo la compra de la vecina del cuarto, en tu edificio que no tiene ascensor. Se cambia implicándose en el reciclaje o teniendo tus ahorros en banca ética, y de muchas otras formas. Una de ellas es el consumo crítico y responsable.
Olvidando que somos ciudadanos, enfoque que habitualmente tenemos las entidades sociales, también somos clientes y consumidores y, por tanto, tenemos el poder de destinar nuestro consumo a causas y valores que compartimos.
Tenemos la capacidad de fomentar el comercio local y contaminar menos con el transporte de productos, así como de crear economía de cercanía. Podemos garantizar sueldos dignos en el sur con el consumo de comercio justo, y podemos consumir productos de temporada, para que no tengan que venir de la otra punta del planeta y así desarrollar y poner en práctica una conciencia crítica y verdaderamente solidaria.
El consumo crítico se plantea las condiciones sociales y ecológicas en las que se ha producido un producto u ofrecido un servicio. El consumidor revisa la historia del producto y la conducta de la empresa.
En este camino de toma de conciencia personal, colectiva y, por tanto, también corporativa Intervida se ha sumado a la lucha por cambiar el mundo con la creación de un grupo de compra responsable. Nuestro grupo ha confeccionado unos criterios por los cuales se prioriza siempre una entidad del sector social como proveedor, y, si no es posible y en segundo lugar, una empresa con políticas activas de Responsabilidad Social Corporativa. En última instancia se elegirá un proveedor sin estos criterios, siempre y cuando garantice el cumplimiento de la legalidad, como por ejemplo la LISMI o el certificado ISO 14001.
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