FUENTE http://www.realidadecuador.com/2012/05/la-realidad-de-ser-madre-en-ecuador.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+RealidadEcuador+%28Realidad+Ecuador%29
Hoy la gran mayoría de ecuatorianos felicitaremos y agradeceremos a nuestras madres. Algunos se sentarán con sus familias a comer banquetes que, si bien varían en precio, en su gran mayoría serán preparados por la misma homenajeada. Otros, menos afortunados, recordarán la memoria de sus madres en algún cementerio del país. Otro gran grupo de ecuatorianos nos tendremos que conformar con una llamada telefónica o videoconferencia que hará sentir más cerca a madres e hijos separados por las fronteras y la distancia de los países. Pero lo que muy poco recordaremos es lo que las madres ecuatorianas sufren por el simple pecado de ser madres. Aprovechando una oportuna publicación del INEC, los ayudaré a recordarlo, no para provocar tristeza, sino para darles el mérito que se merecen.
¿Sabía usted que 8,5 de cada diez madres ecuatorianas ha sido víctima de violencia física, psicológica, sexual o patrimonial? Así es, y aunque probablemente su madre no lo admita, la probabilidad de que haya sido una de las víctimas es sumamente alta. La violencia psicológica es la más común y todos sabemos cuánto influye el inmortal machismo en esto. Y lamentablemente un sin número de condiciones hacen que nuestras madres decidan perdonar abusos que no deberían perdonar y se expongan a futuras repeticiones. Esto se demuestra en el hecho de que muchas de las madres que han sido víctimas de abusos afirman que no dejan el hogar por no tener medios económicos independientes o por miedo a represalias.
El no poder conseguir recursos económicos de manera independiente es un problema muy grave, que muchas de nuestras madres sufren por el hecho mismo de ser madres. Este terrible círculo vicioso se comprueba con estadísticas: la incidencia del analfabetismo en las madres solteras es casi el doble que en la mujer promedio. ¿Sabía usted que menos de una de cada cinco madres ecuatorianas tiene un título universitario? Esto claramente puede ser una consecuencia de que el 81,7% de las madres ecuatorianas tuvo su primer hijo antes de los veinticinco años de edad. En otras palabras, las madres de familia tienen menos probabilidades de recibir la educación necesaria para valerse por sí mismas y es muy probable que en el transcurso de sus vidas sean víctimas de una violencia de la que no podrán escapar por el mismo hecho de no haber adquirido la preparación académica necesaria.
La falta de educación de nuestras madres trae consecuencias adicionales: ¿sabía usted que, en promedio, una madre ecuatoriana con título universitario tendrá 4 hijos menos que una sin educación básica? Y por si fuera poco, esto también se conecta con la violencia: una madre de siete hijos o más es 37% más propensa a ser víctima de violencia que una madre de dos hijos. Si bien esto también puede ser explicado por el hecho de que la violencia llega más adelante en la matrimonio, no se puede desestimar la correlación que hay entre número de hijos y posibilidad de ser víctima de violencia.
Existen otros aspectos relacionados al sufrimiento de las madres ecuatorianas. El estudio en mención tiene estadísticas alarmantes respecto a cómo la etnicidad agrava algunos problemas, el incremento de madres sin pareja en los últimos veinte años, entre otros. Además, en este blog se ha defendido a las madres en particular, y mujeres en general, al escribir sobre desigualdad de género, discriminación salarial y discriminación por orientación sexual.
Hoy tenemos que rendirles homenaje a nuestras madres y agradecerles por el sacrificio que ha sido para ellas tenernos (aunque muchas no lo quieran admitir). También hay que tener en cuenta que existe una gran diversidad de casos. Ojalá que su madre no se identifique con la mayoría de aspectos mencionados en este artículo.
Para terminar, me tomo la osadía de dejarle unas líneas a mi mamá dentro de este blog. Como toda madre, la mía también ha tenido que sufrir por el hecho de ser madre. Si bien la suerte, el destino y el buen juicio le han permitido evitar la mayor parte de las penas que describo en este artículo, la vida le trajo un quinto hijo que por cada sonrisa que le regala le cobra con dos dolores de cabeza… Pero por hoy sólo que decir ¡Feliz día mamá!
Hoy la gran mayoría de ecuatorianos felicitaremos y agradeceremos a nuestras madres. Algunos se sentarán con sus familias a comer banquetes que, si bien varían en precio, en su gran mayoría serán preparados por la misma homenajeada. Otros, menos afortunados, recordarán la memoria de sus madres en algún cementerio del país. Otro gran grupo de ecuatorianos nos tendremos que conformar con una llamada telefónica o videoconferencia que hará sentir más cerca a madres e hijos separados por las fronteras y la distancia de los países. Pero lo que muy poco recordaremos es lo que las madres ecuatorianas sufren por el simple pecado de ser madres. Aprovechando una oportuna publicación del INEC, los ayudaré a recordarlo, no para provocar tristeza, sino para darles el mérito que se merecen.
¿Sabía usted que 8,5 de cada diez madres ecuatorianas ha sido víctima de violencia física, psicológica, sexual o patrimonial? Así es, y aunque probablemente su madre no lo admita, la probabilidad de que haya sido una de las víctimas es sumamente alta. La violencia psicológica es la más común y todos sabemos cuánto influye el inmortal machismo en esto. Y lamentablemente un sin número de condiciones hacen que nuestras madres decidan perdonar abusos que no deberían perdonar y se expongan a futuras repeticiones. Esto se demuestra en el hecho de que muchas de las madres que han sido víctimas de abusos afirman que no dejan el hogar por no tener medios económicos independientes o por miedo a represalias.
El no poder conseguir recursos económicos de manera independiente es un problema muy grave, que muchas de nuestras madres sufren por el hecho mismo de ser madres. Este terrible círculo vicioso se comprueba con estadísticas: la incidencia del analfabetismo en las madres solteras es casi el doble que en la mujer promedio. ¿Sabía usted que menos de una de cada cinco madres ecuatorianas tiene un título universitario? Esto claramente puede ser una consecuencia de que el 81,7% de las madres ecuatorianas tuvo su primer hijo antes de los veinticinco años de edad. En otras palabras, las madres de familia tienen menos probabilidades de recibir la educación necesaria para valerse por sí mismas y es muy probable que en el transcurso de sus vidas sean víctimas de una violencia de la que no podrán escapar por el mismo hecho de no haber adquirido la preparación académica necesaria.
La falta de educación de nuestras madres trae consecuencias adicionales: ¿sabía usted que, en promedio, una madre ecuatoriana con título universitario tendrá 4 hijos menos que una sin educación básica? Y por si fuera poco, esto también se conecta con la violencia: una madre de siete hijos o más es 37% más propensa a ser víctima de violencia que una madre de dos hijos. Si bien esto también puede ser explicado por el hecho de que la violencia llega más adelante en la matrimonio, no se puede desestimar la correlación que hay entre número de hijos y posibilidad de ser víctima de violencia.
Existen otros aspectos relacionados al sufrimiento de las madres ecuatorianas. El estudio en mención tiene estadísticas alarmantes respecto a cómo la etnicidad agrava algunos problemas, el incremento de madres sin pareja en los últimos veinte años, entre otros. Además, en este blog se ha defendido a las madres en particular, y mujeres en general, al escribir sobre desigualdad de género, discriminación salarial y discriminación por orientación sexual.
Hoy tenemos que rendirles homenaje a nuestras madres y agradecerles por el sacrificio que ha sido para ellas tenernos (aunque muchas no lo quieran admitir). También hay que tener en cuenta que existe una gran diversidad de casos. Ojalá que su madre no se identifique con la mayoría de aspectos mencionados en este artículo.
Para terminar, me tomo la osadía de dejarle unas líneas a mi mamá dentro de este blog. Como toda madre, la mía también ha tenido que sufrir por el hecho de ser madre. Si bien la suerte, el destino y el buen juicio le han permitido evitar la mayor parte de las penas que describo en este artículo, la vida le trajo un quinto hijo que por cada sonrisa que le regala le cobra con dos dolores de cabeza… Pero por hoy sólo que decir ¡Feliz día mamá!