Mientras en las naciones más pobres, millones de personas intentan sobrevivir con menos de un dólar al día, en países del primer mundo, como Estados Unidos, se habla de billones de dólares tan fácilmente como si se tratara simplemente de dibujar con un lápiz, cada vez más ceros a la derecha del billete de un dólar.
Y si empezamos por ese mismo billete de dólar, que sirve a algunos organismos internacionales como base para calcular el número de personas que vive por debajo de la línea de la pobreza, y le comenzamos a agregar uno, dos, tres, cuatro… hasta 12 ceros, llegaremos a la cifra de la discordia aquí en Washington: “el billón de dólares” -cabe aclarar que la traducción correcta del “trillion”estadounidense al español es “billón”-.
Es que, tanto republicanos como demócratas, discuten una vez más en el Congreso si deben o no aprobar la propuesta del presupuesto nacional del presidente Obama para 2013, que proyecta un déficit de 901 mil millones de dólares y que, por primera vez, tras cuatro años consecutivos, resulta por debajo del billón de dólares.
El objetivo de Obama es reducir gradualmente la abultada deuda pública estadounidense que asciende actualmente a más de 15 billones de dólares o, más concretamente, a US$ 15.413.030.984.842,14 (al 16 de febrero de 2012). En la página del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, es posible monitorear la deuda día a día (Este es el link:
Para entender mejor estas cifras, desglosemos poco a poco estos números y su significado. Comencemos por entender que todos los gobiernos, en su tarea de conducir la economía, manejan el presupuesto nacional. Hacen gastos (entre los que se incluyen, el dinero que se destina a la educación, la salud, creación de carreteras, etc.) y recaudan ingresos (los que provienen, por ejemplo, de los impuestos que pagan los contribuyentes).
Cuando se gasta más de lo que ingresa a las arcas públicas, tenemos un déficit. La deuda pública nacional se define entonces como las obligaciones financieras que se contraen a largo del tiempo para financiar dicho déficit.
La deuda nacional estadounidense, por supuesto, no es nueva; se inició en los años 1775-1783 para la financiación de la guerra de la revolución y continuó acumulándose, en menor o mayor medida, con el transcurso de los gobiernos y hasta nuestros días.
El tema de la deuda está siendo tan popular últimamente porque está alcanzando cifras gigantescas y ha crecido a pasos agigantados.
Algunos números
Para que tenga una idea, la deuda pública aumenta en unos 3,8 mil millones de dólares diarios o, lo que es lo mismo, 158,4 millones por hora, unos 2,6 millones de dólares por minuto.
Si dividimos el total de la deuda entre la población de Estados Unidos, esta asciende a US$ 49.465 por cada ciudadano estadounidense. Una cifra muy abultada si se toma en cuenta que resulta ligeramente por debajo de los US$ 49,445 que genera una familia estadounidense, en promedio, en todo un año.
En los ocho años de gobierno del presidente George W. Bush, la deuda nacional casi se duplicó, pasando de US$ 5,6 billones (cierre del año fiscal 2000), a US$ 9,9 billones (2008).
La deuda continuó creciendo en los tres primeros años de presidencia de Obama, hasta alcanzar los US$ 15,4 billones, un crecimiento del 55%.
El presupuesto propuesto por el gobierno de Obama propone comenzar a reducir el déficit. Este sería de US$ 901 mil millones en 2013, cifra que representa el 5,5% del Producto Bruto Interno (PBI) de Estados Unidos y resultaría un 31,6% menor a los US$ 1,33 billones estimados para el cierre de 2012.
El plan de Obama
Obama propone un ajuste de cinturones pero sin afectar la frágil recuperación de la economía estadounidense. ¿Cómo lo hará? Para lograrlo plantea un aumento del gasto por más de 3 billones de dólares en 2013, pero promete que, con un gasto más controlado, un aumento en los ingresos y algunos recortes, se logre una reducción del déficit fiscal en unos 4 billones de dólares en una década.
La administración Obama planea aumentar los impuestos a los más ricos e impulsar la construcción de puentes y carreteras para continuar reavivando la economía. La reducción del déficit provendrá por el lado de los ahorros tras la retirada de Estados Unidos de Afganistán e Irak, una reducción en los gastos de defensa y lucha contra el narcotráfico, menores subsidios agrícolas, un recorte en el programa de asistencia de salud de los adultos mayores –Medicare- y en las pensiones federales.
Sin dudas, la propuesta de Obama lleva plasmada su estrategia presidencial para el cierre de su mandato y pone énfasis en su lucha por alcanzar un segundo término en la Casa Blanca. Es por eso que ya recibió críticas de los cuatro aspirantes republicanos a la Casa Blanca. Esto hace que la propuesta tenga escasas probabilidades de ser aprobada tal cual está en el Congreso, donde los republicanos son mayoría en la cámara de representantes.
Pero, se apruebe con o sin modificaciones la propuesta de Obama en el Congreso, lo real es que, mientras el debate se acentúa en Washington, la deuda pública estadounidense continúa creciendo. Antes que usted termine de leer mi blog –y suponiendo que no se tarde más de 5 minutos en hacerlo-, la deuda estadounidense habrá aumentado en otros 13 millones de dólares.